Uno de los lugares que hay que visitar en Creta obligatoriamente es Heraclión, la capital isleña. Rodeada de poderosas murallas, tiene como punto neurálgico la plaza de Nikiforou Phoca, embellecida en su parte central por una fuente del siglo XVII. Frente a ésta, se alza la iglesia de Ágios Márkos, construida por los venecianos en 1239 y actual sede de conciertos y exposiciones. Esa misma calle alberga una bonita logia del siglo XVII que acoge el Ayuntamiento. Tras rebasar este edificio, y en una plazoleta, te toparás con la iglesia de Ágios Títos, del siglo XVI y dedicada al patrón de la isla. Evidentemente, tampoco hay que perderse la fortaleza de Koulés, el Museo de Historia de Creta, el Museo Arqueológico y el Museo de Historia Natural, dedicado a los ecosistemas del Egeo. Por cierto: en los alrededores, tienes los mejores campos de golf de Creta.
No obstante, el principal aliciente turístico de este territorio insular es el singular palacio de Knossos, principal testimonio arquitectónico de la cultura minoica. Otros lugares claves para acercarse a esta civilización es la colina de Fourní, donde se puede contemplar un enorme cementerio minoico, y el yacimiento arqueológico de Malia, cuyos vestigios más antiguos data del 2100-1900 a.C.
Otro lugar que merece tu atención es la cercana meseta de Lasíthi, cuajada de emblemáticos molinos de viento. Allí se halla la sorprendente cueva Dictea, un despliegue de fascinantes estalactitas y estalagmitas que, según la mitología, presenciaron el nacimiento de Zeus.
Por supuesto, en esta lista no podía faltar más importantes polos de atracción turística de Creta: Rétino o Rethymnon, situada al oeste de la isla y considerada como la tercera localidad cretense más importante. Precisamente, allí abren sus puertas los hoteles de 4 estrellas de Iberostar.
Desde el punto de vista arquitectónico, esta ciudad exhibe un bonito faro restaurado del siglo XIII y, por supuesto, la Fortétsa, que domina la ciudad desde el puerto interior. Proyectada por Pallavicini en la década de 1570, sirvió para defender la ciudad de los piratas turcos. En el interior, se distingue una mezquita, una iglesia de pequeñas dimensiones y parte de la residencia del gobernador. Frente a su entrada principal, se alza el Museo Arqueológico, que abre sus puertas en un antiguo bastión turco. Su buque insignia son unos valiosos sarcófagos minoicos tardíos (larnakes). Finalmente, es recomendable que dediques un tiempo a conocer el casco antiguo, sito tras la Fortétsa, y que luce repleto de callejuelas salpicadas de construcciones venecianas y turcas. Al lado de Plateía Títou Peocháki, se localiza la mezquita de Nerantzés (1657), la mejor conservada de la ciudad.
En las inmediaciones de cualquier de los hoteles de Iberostar, encontrarás 20 km de playa pocos masificadas que finalizan en la población de Georgioúpoli, un enclave ha sabido preservar la encantadora atmósfera de otra época. Muy cerca de allí, se halla el lago Kournás, enmarcado entre colinas. Este paraje es muy apreciado por los turistas para la práctica de deportes acuáticos, tales como el piragüismo o el windsuf.
Asimismo, se trata de un lugar ideal para acercarse a Moní Arkadhíou, uno de los monasterios más venerados por los cretenses.