Montenegro es todavía un gran desconocido. El hermano discreto de los Balcanes prefiere mantener un halo de misterio, dejando que la atención turística recaiga sobre algunos de sus vecinos y sus atractivos hollywoodienses.

Los viajeros que desvíen la mirada de los flashes y se dirijan un poco más al sur se encontrarán con uno de los últimos paraísos del Mediterráneo. Ciudades medievales de cuento, montañas de postal, playas de ensueño… Montenegro lo tiene todo, y prefiere, por ahora, compartirlo con solo unos pocos elegidos. ¿Quieres ser uno de ellos?

LAS PLAYAS DE MONTENEGRO: SU GRAN SECRETO

Si has llegado a los Balcanes buscando la dolce vita que solo el Mediterráneo puede ofrecer, Montenegro te sorprenderá gratamente: aquí, el mar Adriático saluda en cada curva de carretera, tras las esquinas de cada callejuela medieval y, especialmente, desde la orilla de cada playa.

¡Ah, las playas montenegrinas! Sin nada que envidiar a las de su vecina balcánica del norte, Croacia, (que se lleva la fama, sí, pero también la afluencia de gente), las playas de Montenegro son el principal reclamo del país, aunque descubriremos que no es el único.

No importa por cuál te decantes, cualquiera de las playas de Montenegro será una apuesta segura. La eterna Velika en Ulcijn, por comenzar a enumerarlas, no dejará indiferente a nadie gracias a sus 15 kilómetros ininterrumpidos de playa en uno de los enclaves más bonitos del país. Pero si buscas algo más tranquilo puedes optar por Dobrec, accesible solo en barco, una cala casi desconocida que ofrece un pedazo de paraíso. Si deseas algo con más glamour: Milocer, en Sveti Stefan, fue en su día escenario de las vacaciones de Marilyn Monroe y Sophia Loren y hoy puede ser el tuyo.

 

MÁS QUE PLAYAS BONITAS 

¿Sueñas con bailar bajo la luna a la orilla del mar? Si es así, Budva es tu destino perfecto. El hijo predilecto del turismo montenegrino rebosa alegría en cada puesta de sol y es difícil resistir la tentación de unirse y disfrutar de ese paraíso. 

Además, Buvda es una ciudad de cuento, la perfecta combinación de más de 11 kilómetros de playa en el Adriático con el encanto de una ciudad medieval, una estampa única que querrás conocer a fondo. Por suerte tendrás la oportunidad de descubrir sus numerosos atractivos a tu ritmo y con todas las comodidades reservando tu estancia en dos de los mejores hoteles de la zona, el Iberostar Waves Bellevue, o el Iberostar Waves Slavija

Ah, y si tienes alma de festival, Montenegro es también anfitrión de uno de los secretos festivaleros mejor guardados de Europa: el Sea Dance. Con el escenario de la playa Jaz, en Budva, este festival recibe a entusiastas de la música todos los años, pero, y a pesar de que Forbes lo nombrase uno de los 10 mejores festivales de Europa, sigue siendo relativamente íntimo.

 

SORPRESAS GEOGRÁFICAS…

Más allá de la costa de Montenegro, este país también guarda sorpresas. País adentro, el terreno se eleva, se hace más verde, y, aunque no se pregonan tanto como las playas de Montenegro, una vez descubras los encantos del interior querrás prodigarlos desde la cima más alta (o, por el contrario, guardar el secreto a los pocos elegidos que lo conocemos).

Parques nacionales como Durmitor invitan a atarse las botas de montaña y recorrerlos de cabo a rabo, tanto a pie como a caballo, mientras que el bosque infinito de Biogradska Gora, una de las últimas zonas verdes vírgenes de Europa, te abrazará por completo en una bocanada de aire fresco.

un pequeño barco en un cuerpo de agua con una montaña en el fondo

Si has sentido la llamada espiritual del corazón montenegrino, no ha sido por casualidad: el monasterio de Ostrog, uno de los centros de peregrinación ortodoxos del país, escondido en el valle de Zeta, es una visión tan increíble que no se puede poner en palabras. Tienes que verla.

… Y SORPRESAS URBANAS

La bella Kotor… ¿Qué se puede escribir de la perla montenegrina que no se haya dicho ya? De los secretos de Montenegro, Kotor es probablemente el peor guardado, pero basta posar los ojos en esta pequeña ciudad de la bahía para saber, por qué quienes la conocen pierden la cabeza.

Kotor desafía cualquier intento de descripción. A esta ciudad medieval, coronada por una espectacular muralla del siglo XV, no le faltan atributos: desde su casco viejo, a las laberínticas calles repletas de secretos, al mirador del Fuerte de Kotor y su vista privilegiada sobre el fiordo. Es imposible no caer bajo el hechizo de Kotor.


Al norte del país, casi en la frontera con Croacia, a Kotor le ha salido una digna competidora: Herceg Novi. Situada en una colina sobre la bahía, la ciudad vieja es todo callejuelas, plazas y escaleras serpenteantes, entre las que se esconden cafés, iglesias centenarias y fortalezas, todas ellas con unas vistas envidiables sobre el Adriático. Una experiencia que podrás saborear sin prisas en las estupendas instalaciones de Iberostar Waves Herceg Novi, uno de nuestros hoteles en Montenegro.

UNA CAPITAL INESPERADA

Montenegro se hace querer de muchas formas, pero si le preguntas a algún viajero que ya haya estado qué le pareció la capital, lo más probable es que ponga cara de póquer. Podgorica (la susodicha capital) no es la parte más querida de Montenegro, pero si le dedicas un poco de tiempo, es posible que te sorprenda.

La primera impresión de Podgorica es que aquí, al igual que en otras capitales ex comunistas, predominan los bloques de edificios sin encanto. Pero si miras un poco más allá, verás notas de color entre el gris, como el Parque del Rey, el pulmón de la capital.

Podgorica es también uno de los mejores lugares donde ver de cerca la mezcla de influencias que es Montenegro. Su zona vieja te introduce en la época otomana, mientras que al otro lado del río se presenta orgullosa la iglesia ortodoxa más grande del país, la Catedral de la Resurrección de Cristo.

 

EL MEJOR VINO DEL SUDESTE DE EUROPA

Así es: hay viñedos en Montenegro, y pueden rivalizar en calidad con sus vecinos del oeste del continente. Aunque no sea lo primero que se asocia al pensar con esta región de Europa, el vino es una gran parte de la vida balcánica, y es indispensable para entender la filosofía y la rutina de esta parte del mundo.

El mayor encanto del vino montenegrino es que sus uvas no crecen en ningún otro terreno del planeta, y su calidad hará las delicias de los paladares más exigentes. El gran rey de la vendimia es Vranac, un vino tinto adorado en el país y en el extranjero, y la gran joya de la zona vinícola de Crmnica. No te quedes mirando, y atrévete a una cata: la gran mayoría de las bodegas familiares ofrecen catas y recorridos, y estarán más que encantados de guiarte en tu iniciación enóloga montenegrina.