Son muchos los lugares que hay que visitar en el Algarve. Uno de ellos es Faro, la capital regional. Además de dar cabida a un aeropuerto internacional en sus alrededores, también alberga una catedral del siglo XIII, lo que la sitúa entre los edificios religiosos más antiguos de Portugal.
No dejes de recorrer Portimão, la mayor ciudad el Algarve, al lado del río Arade. Este antiguo pueblo de pescadores en un pasado no muy lejano se ha consolidado como un centro turístico y comercial de primer orden. Entre los lugares que no hay que perderse, destacan el jardín de la Praça da República, los jardines del 1.º de Dezembro, que exhiben hermosos azulejos; la iglesia del Colegio, sus calles comerciales y, a apenas 3 km del núcleo urbano, la célebre Praia da Rocha.
Tampoco hay que olvidarse del Parque Natural de Ria Formosa, una reserva natural de más de 18.000 hectáreas y famosa por ser un excelente punto para el avistamiento de aves. Una de sus particularidades es que está resguardada del Atlántico por una barrera natural formada por cinco islas y dos pequeñas penínsulas. Este impresionante espacio protegido se extiende a lo largo de la costa de sotavento, ocupada por los municipios de Loulé, Faro, Olhão, Tavira y Vila Real de Santo António.
Otro lugar reseñable es la sierra de Monchique, una zona de frondosa vegetación en pleno corazón del Algarve. Allí se encuentra el pueblo balneario de Caldas de Monchique, muy demandado por su oferta de tratamientos termales. No muy lejos de allí, se haya el cerro da Picota, una colina de 774 m desde la que obtendrás una panorámica excepcional.
Dedica también un tiempo de tus vacaciones en el Algarve a conocer el mirador del Cabo de San Vicente. Está considerado como el punto más al suroeste de la Europa continental y es perfecto para admirar las costas de Sagres, donde no faltan un puerto de pesca tradicional y el fuerte de Baleeira. No menos aconsejable es la Costa Vicentina, una franja marítima cubierta de salvaje vegetación, y que forma la mayor extensión protegida del litoral portugués.
En Lagos, ríndete al hechizo de la Ponta da Piedade, un paraje salpicado de peñones, acantilados, grutas y pequeños lagos que te dejarán sin aliento, y descansa en las playas de Camilo y Meia, a 1 y 4 km del centro urbano, respectivamente. Y en Aljezur, detente en el castillo homónimo, originario del siglo X y en uso hasta el siglo XVIII, y en la Fonte das Mentiras.