Fecha de publicación 07/05/2018
Guía para foodies Cuando el paladar guía tus viajes
Una guía foodie para tus próximas vacaciones.
Hay muchos factores a tener en cuenta cuando se elige el próximo lugar de vacaciones, ya sea un destino urbano o uno en plena naturaleza. Hay quien se decanta por la meteorología porque prefiere estar todo el día al sol, hay quien prefiere ir a un paraíso cercano o quien no teme el jet lag.
Pero hay un elemento que mueve a casi todo el mundo: la gastronomía local. Solo cuando comes feliz estás realmente de vacaciones, sobre todo en sitios como Budapest, Lisboa, Playa del Carmen o Punta Cana, destinos conocidos por su sabor y por el relax que garantizan los hoteles Iberostar.
Comer (y beber) bien es un pilar de cada viaje. Y es que se puede maridar cualquier experiencia: explorar antiguas ruinas con una merienda sabrosa o un concierto de música local con un cóctel típico de la zona. Disfrutar de la cocina autóctona es crucial para sumergirse por completo en la cultura del destino. Una experiencia que no es demasiado compleja si se hace cierta labor de investigación previa. Porque, sea cual sea el sabor fetiche (dulce, salado, picante, sabroso...) de cada uno, hay un destino perfecto para satisfacer la buena gula.
Esta es una pequeña guía para dejarse llevar por el paladar a ciudades y destinos donde querrás pasar las próximas vacaciones.
Duelo de ciudades: La salada Lisboa vs. la dulce Budapest
Estas dos capitales europeas suelen estar entre las preferencias de viajeros de todo el mundo. Sobre todo, porque en los últimos años han vivido una pequeña revolución y modernización muy a tener en cuenta. Artistas, músicos y chefs han dado una vuelta de tuerca a los centros históricos de estas dos urbes con una pasión y un buenhacer que está atrayendo a gente de todo el mundo.
Ambas metrópolis cuentan con los atractivos clásicos: puentes famosos, monumentos y miradores sobre sus respectivos ríos. Pero las orillas del Danubio y el Tajo están repletas, también, de restaurantes que lo están cambiando todo.
Bacalhau y mucho más
Lisboa es conocida por sus sabrosos platos, muchos de los cuales se preparan con el pescado favorito de los lugareños: el bacalao. Curiosamente, el bacalao, o bacalhau como se le llama en portugués, no es realmente de Portugal.
La mayor parte se pesca en aguas nórdicas o en las inmediaciones de Terranova en Canadá, donde los portugueses lo encontraron por primera vez cuando exploraban los numerosos mares del mundo. De hecho, los platos de bacalao no solo son comunes en Portugal, sino también en muchas antiguas colonias lusas como Brasil, Angola y Goa en la India. La forma más común de conservarlo es salarlo y secarlo -lo que lo hace ideal para los marineros- y, después, se remoja en agua para finalmente cocinarlo.
De este pescado, que tarda varios días en ser desalado, se dice que tiene 1000 recetas diferentes, de ahí que se necesite más de un año para probarlas todas. Para empezar, lo mejor es acercarse a Doc Cod. Situado a los pies del puente 25 de abril, este establecimiento, además de tener unas vistas preciosas sobre el Tajo, ofrece en su menú las preparaciones más populares como el bacalhau à brás, las bolas de bacalao fritas, el bacalhau com nata o el bacalao con crema.
Otra gran opción es el Restaurante Luz, un moderno restaurante ubicado en el Hotel Iberostar Selection Lisboa, donde se modernizan recetas clásicas de bacalao en platos muy sabrosos. Además, también sorprende por su guiso de mariscos cataplana.
Un 'hall of fame' de postres
En la otra punta de Europa se encuentra una ciudad más famosa por sus dulces que por sus platos salados. Budapest parece haber acumulado todo el conocimiento y bagaje de confiteros, panaderos y pasteleros del viejo Imperio Austro-Húngaro y ha llenado sus grandes cafés con algunos de los mejores postres que se pueden probar.
Uno de sus imprescindibles son las krémes, las pastas más conocidas de la capital húngara. Se tratan de pequeños cuadraditos de hojaldre rellenos de una crema que tiene cierto sabor a vainilla.
Aquí los pasteles son religión. Cada dulce tiene su propia historia y su nombre famoso, inspirado en algún emperador, diplomático o pastelero de renombre. Por ejemplo, la torta Esterházy es una maravillosa creación hecha a base de capas con merengue de nuez y cuenta con un glaseado de crema de mantequilla flameado con coñac. Está bautizado igual que un noble rico de la familia Esterházy que fue reconocido por ser un auténtico 'gourmand' y que era el fan número uno de este pastel.
Para los amantes del chocolate está el Dobostorta, una delicia que lleva el nombre del famoso confitero József Dobos. Se trata de un dulce hecho a base de capas de crema de chocolate y está cubierto con caramelo crujiente y coronado por toppings de nueces. A su muerte, Dobos cedió la patente y la receta al gremio nacional de confiteros, permitiendo que todos los cafés del país lo hicieran y lo vendieran. ¿La mejor opción? Probarlo en el Café Gerbeaud donde el ambiente es más clásico.
No obstante, Lisboa también tiene sus postres imprescindibles y Budapest cuenta con platos salados que merecen la pena probar. En la capital lusa el pasteis de nata es el rey, un postre hecho con huevo famoso del barrio de Belem. Los Brigadeiros de chocolate y los Quindim de huevo y coco también reinan en muchas confiterías de la urbe portuguesa. Por su parte, en Budapest hay que probar el gulasch, un estofado de carne y patatas aromatizado con pimentón. Otro imprescindible de su cocina es la col rellena. Para probar estas especialidades, lo mejor es cenar en el restaurante del Iberostar Grand Hotel Budapest.
Duelo de playas: la picante Playa del Carmen vs. la deliciosa Punta Cana
El Caribe y México es siempre una alternativa más que apetecible a la escapada urbana en cualquier época del año. La mayoría de los destinos de playa cuentan con los mismos ingredientes paradisiacos: arena blanca, piscinas infinitas y spas de talla mundial. Sin embargo, lo que cambie entre ellos es la comida.
Y es que en el Caribe se pueden encontrar muchos platos parecidos, pero en México siempre tienen un toque diferenciador y es difícil encontrar la influencia española que suele tener el recetario de esta zona.
Mucho más que tópicos mexicanos
En un resort en Playa del Carmen, la comida puede ser tan picante como uno desee. Aquí se pueden encontrar los grandes platos mexicanos como el guacamole, el ceviche o los tacos de chorizo picante. Porque, por mucho que para la mayoría la cocina mexicana resulte familiar, no hay nada como probarla en su origen. Y más en esta ciudad que nunca decepciona a los que se dejan guiar por el olfato y el gusto para encontrar los mejores y más picantes platos en sus restaurantes.
La taquería más moderna de la calle principal, Quinta Avenida, es Patio 8. Sus margaritas son más que famosas y sirven de aperitivo mientras se ojea el menú de la comida. Acompañando cada plato hay una gran variedad de salsas caseras, desde las suaves hasta las más picantes. Para empezar, el queso derretido, una mezcla de quesos derretidos con champiñones salteados, tocino y chiles jalapeños, es una apuesta segura. Luego, las diversas opciones de tacos picantes son interminables, desde la panceta hasta el rib eye, el pulpo y los camarones, una especialidad que se sirve con salsa de cilantro y aguacate.
Fusión dominicana
En la también cristalina playa frente a los mejores resorts en Punta Cana las papilas gustativas son recompensadas de forma diferente. La comida caribeña es más una mezcla de española, indígena y africana. Tiende a ser menos picante y los platos de carne o pescado suelen estar acompañados por arroz, yuca y plátanos que equilibran y compensan las recetas. Las ensaladas y los productos lácteos como el queso son mucho menos comunes que en México, algo que se puede compensar con una buena dosis de mangos y otras frutas tropicales.
La comida más importante del día es, sin ninguna duda, el almuerzo, aunque los desayunos de "Los Tres Golpes" o "Los Tres Éxitos" son un pilar en el país. Es una mezcla de tres comidas típicas para empezar el día: plátanos verdes hervidos y machacados llamados mangú, huevos fritos y salami frito. Y todo regado con un café dominicano fuerte ideal para comenzar el día con éxito.
Para comer, lo mejor es ir a La Casita de Yeya, un restaurante tradicional dominicano. Para comenzar el almuerzo, la mejor elección son las empanadas. Las hay de todos los sabores imaginables ya que se elaboran con cualquier ingrediente que se encuentre en la isla y en sus aguas. Después, lo mejor es continuar con una langosta con coco o con un mofongo, una receta hecha con plátanos fritos molidos que en Yeya se acompaña con camarones. Y, si lo que buscas es una experiencia más formal, lo mejor es ir a El Galeón, un delicioso restaurante situado en el Iberostar Grand Hotel Bávaro.
Brindemos juntos
Donde sí que se ponen de acuerdo la gastronomía mexicana y la dominicana es en las bebidas. Sí, el tequila es el orgullo de México mientras que el ron está presente en todos los vasos de República Dominicana. Pero el punto en común está en que no hay mejor forma de aderezar unas vacaciones en la playa que con un cóctel como el margarita o la piña colada.
Tanto en Punta Cana como en Playa del Carmen hay modernos bares donde disfrutar del momento y de la bebida. En la ciudad costera mexicana, Almirante Pech se ha convertido en la terraza más imprescindible. Por su parte, Drink en Punta Cana es una apuesta ganadora donde apurar el día y abrazar la noche.
Así que, en caso de duda, lo mejor es elegir el destino siguiendo los gustos culinarios para disfrutar de forma multisensorial del destino. Porque, además de los hoteles, las ruinas famosas o los monumentos, los restaurantes forman parte del patrimonio de un lugar. Porque probar un plato local y aprender sobre la gastronomía del un sitio permite que no solo se disfrute del destino, sino que también se saboree por completo.
JOSEPH D. LYONS
Imágenes de D.R.
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