Los restaurantes con estrella Michelin de Madrid que más te van a sorprender
Probar para creer. Así es la oferta gastronómica madrileña; con más de 15.000 establecimientos dedicados al arte de comer y beber, las posibilidades son prácticamente infinitas. Más sorprendente que esa cifra es la calidad de los locales que conforman la lista, con una versátil propuesta desde los bares de tapas más castizos a los más hípsters, pasando por los que ofrecen una cocina sofisticada, como premiados con una (o varias) estrellas Michelin. Ya sea por sus influencias eclécticas, sus excepcionales cartas de vinos, por la trayectoria atípica de sus chefs o por la narrativa única entretejida a través de sus platos, en Madrid se pueden encontrar algunos restaurantes que suponen un estimulante e inesperado viaje gastronómico.
DSTAGE **
En 2013, Diego Guerrero se retiró como chef del mega-exitoso Club Allard para empezar un proyecto que le aportase más libertad y experimentación. Ahora, y ya con dos estrellas Michelín fruto de esta nueva aventura, DStage sigue sin dejar de sorprender. Cada uno de sus menús degustación -DTaste, que incluye doce creaciones, DStage, que tiene 14, y DEnjoy, con 17- abre la veda para disfrutar de un viaje incluso antes incluso de sentarse a la mesa gracias a su picoteo de barra. Una vez tomado asiento, lo mejor es que te relajes y disfrutes todas y cada una de las sorpresas que emergerán de su cocina abierta. Además, su impresionante interiorismo industrial es el escenario perfecto para que suceda la magia.
A’BARRA *
La cocina de vanguardia de A’Barra mantiene un profundo respeto por la tradición. Su llamativa barra de mármol gris acoge un festín para los sentidos: creaciones que se preparan en el momento y que se componen de una variedad de texturas, sabores y temperaturas hechas para sorprender y agradar. Si eres más tradicional, prueba la oferta de carta y menú degustación en su comedor. El último incluye referencias imprescindibles como el gofre de foie gras y espuma de coco o la perdiz rellena de naranja, maíz y canela. En invierno pide sentarte junto al fuego para disfrutar de un ambiente elegante y acogedor.
ÁLBORA *
El punto fuerte de Álbora es, sin duda, la calidad de sus ingredientes, con un menú definido en torno a la caza y las verduras de temporada. Sus dos únicos menús de precio fijo cambian según la temporada, con platos estándar como los eclairs de anchoa, los champiñones con yema de huevo y pan tostado, el jamón con castañas glaseadas o las alcachofas en guiso de anguila. Siguiendo la tendencia en alza de la dualidad de espacios, Álbora también ofrece la opción de una comida más informal en su barra. Entre semana, además, se puede probar su menú cerrado por 16 euros, con variaciones y guisos auténticos a la vez que originales a diario. No te vayas sin probar su jamón ibérico de Joselito, considerado el mejor del mundo.
LA CANDELA RESTÓ *
La Candela es la última adición a la más que sustanciosa lista de restaurantes con estrella Michelín. Con el Palacio Real a solo tres minutos, es la excusa perfecta para una visita cultural seguida de una cena de Reyes. No obstante, la de La Candela se trata de una propuesta salvaje, completamente desprovista de normas. Así que, si vienes con ideas preconcebidas, es mejor que las dejes atrás cuando cruces la puerta de entrada.
El chef Samy Alí, nacido en Madrid aunque de padres sudaneses, perfeccionó su técnica en restaurantes de Shangay y Barcelona, además de Sudán, donde adquirió la libertad con la que rocía sus creaciones culinarias. La Candela es una experiencia tanto como para el paladar como para la vista, con cocciones que se preparan de un modo que a veces roza lo escultural.
EL CLUB ALLARD **
Ubicado en un edificio joya del modernismo, Club Allard comenzó su andadura como club privado en 1998. Durante diez años, el chef Diego Guerrero estuvo al frente de la cocina, elevando la imagen y calidad del restaurante hasta ganar dos estrellas Michelín. Tras su salida, la dominicana María Marte ocupó su lugar, escalando funciones desde la de lavaplatos: la definición de una mujer hecha a sí misma. Es difícil olvidar la alta cocina con toques caribeños de Marte, especialmente cuando se disfruta en un espectacular comedor de principios del siglo XIX.
COQUE **
El legado de Coque se remonta cuarenta años y tres generaciones atrás en la familia Sandoval, que todavía prevalece en la dirección del restaurante gracias a Mario, Rafael y Diego Sandoval. Ahora en su esperada versión cosmopolita, importada desde la madrileña localidad de Humanes, el nuevo espacio cuenta con 3280 metros cuadrados repartidos entre un bar, una bodega (con capacidad de 3.000 botellas), una cocina con horno de madera y, por supuesto, un amplio comedor. Los hermanos Sandoval están metidos de lleno en las últimas tendencias de gastronomía saludable, investigación e innovación del sector; tanto, que trabajan con el CSIC para desarrollar nuevas técnicas y usar una tecnología más avanzada en sus platos.
PUNTO MX *
Tras irrumpir en la escena madrileña hace cinco años y convertirse en uno de los restaurantes de moda de la ciudad, Punto MX se coronó como el primer restaurante mexicano ubicado en Europa en recibir una estrella Michelín dos años después. Su chef, el mexicano Roberto Ruiz, perfecciona las recetas familiares y las plasma a la perfección en un viaje por las diferentes regiones del país, de la mano de sus tres menús degustación (que contienen platos como el tuétano al horno con un toque de lima o los tacos de cerdo sobre tortilla de trigo azul). Para una experiencia redonda, prueba el Mezcal Lab, un acogedor bar de cócteles en la primera planta donde degustar a la carta su amplia oferta de mezcales.
MONTIA *
A tan solo una hora del centro de la capital se encuentra San Lorenzo del Escorial, un lugar Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que es también la sede de Montia. Su rústica pero moderna propuesta capitaneada por el chef Daniel Ochoa se basa en productos de la Sierra de Guadarrama y de sus alrededores para traer los sabores locales a la primera plana. Su menú cerrado se compone de tres diferentes tamaños y varía cada semana, siempre acompañado de una selección de pan artesano y queso montañés. Asegúrate de probar sus maridajes, incluyendo cerveza artesana y vino casero, para terminar con el tradicional café y chupito.