Fecha de publicación 11/01/2018
Del Brunch al Sprunch Sprunch, el nuevo acrónimo que combina bienestar y gastronomía
El domingo perfecto debería de empezar por esta fusión de Spa + Brunch
Cada vez son más las organizaciones de la salud nacionales e internacionales que dedican su tiempo y estudios a demostrar los beneficios de comer con regularidad (no confundir con picar entre horas). Pretenden inculcar el hábito de alimentarse unas cinco veces al día, pero, eso sí, siempre a las mismas horas. En España ya teníamos asimilado el gusto por la merienda a media tarde, pero acabamos de caer rendidos ante el brunch anglosajón, que llega con fuerza para paliar ese apetito que sorprende entre el desayuno y la comida.
Según el suplemento de 1972 del Oxford English Dictionary, el termino brunch habría sido utilizado por primera vez en 1895 por Guy Beringer en el semanal Hunter's Weekly. Un dato rescatado de un texto publicado en 1896 por la revista satírica Punch que rezaba así: “para estar de moda hoy en día debemos hacer un brunch. Realmente un excelente acrónimo, introducido, dicho sea de paso, el año pasado, por Guy Beringer, en el ahora caótico Hunter's Weekly, y que indica la combinación entre desayuno y almuerzo. Sin embargo, hace dos años, en Oxford se hizo una importante distinción. La comida combinada, cuando está más cerca de las horas normales del desayuno, es brunch, y cuando está más cerca del almuerzo, es blunch. Por favor, no lo olvide”.
Este texto irónico pretendía poner de manifiesto las excéntricas costumbres gastronómicas de la alta sociedad de finales del XIX, a quienes sus sirvientes debían dejar preparado este brunch (mezcla de breakfast y lunch) antes de irse a disfrutar del domingo, su día libre. Es por ello que en esta especie de buffet matutino para rezagados solía incluir platos que pudiesen consumirse con facilidad a lo largo de todo el día, como carne asada, salmón ahumado, tortitas o los siempre recurridos huevos revueltos o benedictinos (escalfados, con jamón, sobre un muffin inglés y coronados con salsa holandesa).
Más de cien años después, los hábitos alimenticios han cambiado tanto que la mayor preocupación ya no es que las recetas necesiten o no de una preparación instantánea, sino que sean lo más equilibradas posible. Las mimosas y los bellinis siguen estando espirituosamente presentes en los brunch de hoteles y restaurantes, pero a estos se han sumado opciones mucho más saludables, como los zumos o batidos de frutas naturales (smoothies) y las aguas con sabor (la mejor alternativa a los refrescos azucarados). Tampoco han desaparecido de la carta los productos ahumados –sobre todo los embutidos–, no obstante, cada vez hay más demanda de alimentos que lleguen lo más frescos posibles hasta la mesa: verduras raw (crudités) para mojar en humus de garbanzos (o de alubias negras si el chef es más innovador) o quizás un aguacate relleno de alguna ensalada con nombre italiano.
Además, no hay que olvidarse de la reciente aparición en escena de los superalimentos: semillas, bayas, setas y diversas plantas cuyo contenido en nutrientes se considera extremadamente beneficioso para la salud. Algunos, como el alga espirulina, han sido incluso avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU). También la quinoa, la cúrcuma y, más recientemente, el té matcha, convierten el brunch en súper brunch.
Otro de los aspectos que inquieta a los expertos en salud es el de comer en ambientes relajados. Así debería ser siempre, sin prisas y disfrutando con los cinco sentidos. Alcanzar este estado de atención plena (o midfullness) es más fácil después de haber sometido al cuerpo a una actividad física o desestresante, como puede ser un tratamiento de hidroterapia en un circuito de spa. Y de esta combinación entre Spa y Brunch –al más puro estilo etimológico decimonónico– surge el Sprunch, un concepto novedoso de bienestar y gastronomía ofrecido las mañanas de los domingos por el Iberostar Grand Hotel Mencey, referente de lujo en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife.
El Sprunch comienza con la parte más gastronómica: el brunch saludable que ha sustituido, con su variedad y productos locales, a la sencilla infusión que se suele ofrecer en los spas una vez abandonas el circuito de aguas.
“Despertando los sentidos dulce y salado”, así de apetecible arranca el festival de platos en el restaurante Papa Negra del IBEROSTAR Grand Hotel Mencey, un espacio refinado en el que por las noches se sirven platos de cocina canaria con toques vanguardistas. Degustación de panes artesanos, contraste de dulces y salados y una pizarra dibujada por quesos canarios D.O., ibéricos y ahumados. Otro punto a destacar es su bollería danesa, más aireada, esponjosa y crujiente que el hojaldre gracias a su masa de levadura en láminas (lo habitual es que tenga más de veinte capas). El toque healthy lo aportan las guarniciones contenidas en los ramequines de cerámica de acompañamiento: cebolla roja, alcaparra y pepinillo. No te cortes, si tienes dudas con la mezcla agridulce de esta primera fase del brunch, no dudes en consultar con el personal del restaurante, expertos en el maridaje de sabores contrastados.
La segunda parte del brunch, “Conoce nuestra gastronomía”, resume la esencia del producto canario y lo sublima con una cuidada elaboración y puesta en escena para que llegue a los pala- dares en forma de ensaladita de berros con queso fresco, dátiles, semillas y vinagreta de miel de palma. Esta última, un superalimento ‘made in La Gomera’ bastante desconocido en la península, pero que ya se ha alzado como ganador –en hierro, magnesio, potasio, sodio y zinc– frente a la miel de abeja de toda la vida, según un estudio comparativo llevado a cabo por la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Laguna. Además, esta delicatessen, apodada en el archipiélago como ‘guarapo’, se obtiene de la palmera canaria mediante técnicas sostenibles y tradicionales, por lo que su producción no es perjudicial para el hábitat isleño. Es saludable para las personas, pero también para el planeta.
Completan la carta de platos con esencia local un huevo cremoso con espárragos trigueros, setas, bacalao y un tataky de Wagyu con virutas de pan de cristal y lascas de queso Palmero, un pro- ducto con D.O. elaborado a base de leche recién ordeñada (con elevados niveles de alfa-caseína) de cabras de raza palmera y untado con aceite de oliva, harina o gofio para proteger su corteza. La torrija con pan de leche y helado de canela es la tentación que sale directa desde el obrador del hotel para poner punto y final a esta completa experiencia sensitiva, saludable y gastronómica que es el Sprunch (en cuyo precio están incluidos café, té, zumo de naranja natural y copa de cava).
Si eres vegetariano o vegano existe una alternativa al Sprunch, que también incluye 90 minutos de circuito de hidroterapia, llamada GastroSPA. Está regada por zumos de papaya y naranja, de melón y hierbabuena o de piña y coco, y compuesta por apetecibles platos como las berenjenas crujientes con miel de palma, la ensaladita de tomatitos y albahaca en brocheta, el bocadito de aguacate, pepino y espárragos y la tosta de humus con tapenade de aceitunas negras. Descubre todos los detalles de esta y otras experiencias de Iberostar Grand Hotel Mencey.