Turismo urbano Diez planes para volver a Madrid
Porque la segunda visita a la capital puede ser mejor que la primera
La capital de España es de esas metrópolis que viven en el ajetreo constante, en el estímulo infinito y en la algarabía cultural. Tanto, que muchas veces se necesita más de una visita para traspasar su piel de urbe Real y monumental y dejarse seducir por ese espíritu canalla, acogedor y muy inspirador. De ahí que regresar no sea repetir destino. Es más bien un ejercicio divertido y necesario para poder llevarse una impronta genuina que va más allá de las postales, los tópicos y la nostálgica Movida.
Museos inesperados
En una primera visita en un hotel en Madrid es lógico asombrarse con el 'Guernica' en el Reina Sofía, enternecerse con el Impresionismo y postimpresionismo en el Thyssen y descubrir los secretos de 'Las Meninas' en el Museo del Prado. Pero, más allá del conocido como Paseo del Arte, la capital esconde otros espacios que van desde el binomio de arquitectura-exposiciones imprescindibles del CaixaForum hasta la mejor retrospectiva de moda española e internacional del Museo del Traje pasando por el impresionismo más íntimo de Sorolla en su Casa-Museo (en la imagen). Además, si tu interés está en la Prehistoria y la Antigüedad el Museo Arqueológico Nacional es parada obligatoria mientras que si lo tuyo es el Street Art, el videoarte y las iniciativas más underground, la Tabacalera y la Neomudéja te esperan.
Nueva (y buenas) aperturas gastronómicas
Los meses fríos en la capital se convierten en la temporada perfecta para la apertura y reinvención de restaurantes que buscan seducir a propios y extraños. Y, aunque el goteo de novedades es incesante, muchos de ellos vienen para quedarse con propuestas sobre seguro. Es el caso de Coque (en la imagen), un bistró biestrellado que se ha mudado al centro de la ciudad para refrescar su imagen sin traicionar a sus clásicos modernos. Un camino que también ha emprendido Zalacaín que, sin cambiar de local, sí que ha dado una vuelta su interiorismo sin renunciar a sus famosas patatas soufflé. Por otro lado, el exotismo y las apuestas más atrevidas también tienen su cuota de gloria con propuestas como Longan, la nueva meca del pato laqueado, El Buda Feliz 1974 o, lo que es lo mismo, la reapertura del primer chino de la capital o Mandioca, lo mejor del Brasil más saludable.
Madrid Clandestino
El embrujo de lo secreto y lo prohibido también ha embriagado la capital con su perfume de exclusividad e incertidumbre. Volver con más calma a Madrid permite investigar este mapa de locales que se disfrazan de lo que no son solo para despistar y hacer salivar. Uno de los más míticos es el Kikekeller, una galería de arte que se transforma cuando cae el sol en bar de copas. Otro, Yugo the Bunker, una aparente Izakaya japonesa que en su sótano privado acoge a un club de socios apasionados por la gastronomía nipona liderados por Julián Mármol. El último en llegar/abrir es Medias Puri, una aparente mercería que, tras su escaparate cañí, esconde un club nocturno con espectáculos, cócteles y muchas sorpresas.
Exposiciones que justifican un viaje
Hay retrospectivas y muestras que incitan hacer la maleta y peregrinar hasta la metrópolis española. Por eso, todo viajero cultural tiene en cuenta las agendas de los principales museos de la ciudad, a los que vista obviando su colección permanente. Y es que en las próximas fechas, Madrid estará copado por Picasso y Lautrec gracias a la exposición conjunta de estos dos populares artistas en el Thyssen, se reencontrará con la pintura romántica de Fortuny en el Prado y con la modernidad de Zuloaga en la Fundación Mapfre y el Art Nouveau entre marcos de Alfons Mucha (en la imagen) en Palacio de Gaviria.
Una de las ciudades que mejor saben celebrar estas fiestas es Madrid, una urbe donde todo va mucho más allá de unos cuantos leds y neones deslumbrantes y donde hay una infinidad de planes diferentes y alternativos para vivir sus compras, sus propuestas gastronómicas, sus iniciativas divertidas y sus momentos para la cultura de manera diferente. Eso sí, alternando la formalidad de las actividades más oficiales con otros más castizos y oriundos, pero sin renunciar a lo moderno, claro. Porque eso es lo bueno de la Navidad, que hay tiempo para todo.
Las compras están tan ligadas a la Navidad que casi le han robado el protagonismo a la cena de Nochebuena. Por eso, y previendo la gran afluencia de personas que va a haber en la calle durante los días de las fiestas, se toman medidas como las de peatonalizar parte de calles como la Gran Vía, que faciliten las intensas jornadas de shopping en la zona. Y no acaba ahí la cosa, sino que a partir de las 17:30 horas la calle Preciados solo es de subida desde la Puerta del Sol con el fin de favorecer el tránsito de la gente.
Eso en la zona centro. Pero en otros barrios se han tomado otro tipo de medidas que conviene conocer para sacar el mejor partido. Así surge la iniciativa Distrito 41 en el entorno de la calle Jorge Juan, donde tiendas y comercios se ha unido con un objetivo común: consolidarse como zona de compras y gastronomía. Y esta Navidad será un buenísimo momento para ver lo que tienen preparado las boutiques de moda más exclusivas y los restaurantes gastronómicos de la zona.
Y para compras más concretas vinculadas a estas fiestas, como los motivos navideños y detalles con los que decoramos la casa, existen comercios como Pippa’s, en la plaza de las Salesas. Las suyas son propuestas originales, diferentes, más allá de los típicos abetos verdes, e incluso personalizables a cada gusto. Y ¿qué sería de la Navidad sin los mercadillos? Hay muchos y muy variados, pero solo algunos son de los que sí o sí merece la pena visitar, como el Mercado de Diseño con sus ediciones Xmas Fun (9 y 10, 16 y 17 de diciembre), que nuevamente se organiza en el espacio de Matadero Madrid. Además de cientos de expositores con cosas molonas, cuenta con una programación de conciertos y actuaciones de bandas emergentes como Joe la Reina o Colectivo Primavera. Así que muy atentos.
Aunque para navideño, el siempre imprescindible mercado navideño de la Plaza Mayor. Perfecto para llevarse un buen recuerdo de Madrid en estas fiestas y, de paso, iniciarse a la costumbre de los belenes, una tradición española consistente en recrear en miniatura el Nacimiento de Jesús. Los puestos de este mercadillo son especialistas en la materia y son perfectos para comprar las primeras figuritas o para ampliar la ‘escenografía’ con otros curiosos personajes.
Madrid es sinónimo de buena mesa y la gastronomía, algo a lo que renuncia en estas fechas tan señaladas. Por eso, conviene acercarse hasta donde se cuece lo mejor de la Navidad. Y eso pasa irremediablemente por la Feria de la Artesanía, instalada como siempre por estas fechas en la Plaza de España y consolidada ya como el escaparate del regalo gourmet autóctono. Una muy buena alternativa para tener en cuenta.
Aunque para artesano, todo lo que se cuece en Casa Mira, la boutique más turronera y tradicional de la ciudad -abierta durante todo el año, por cierto-, fundada en 1842 y donde se pueden comprar estos dulces de origen andalusí. No obstante, de un tiempo a esta parte, se está importando el panettone, un gran brioche relleno de chocolate, pasas y frutas confitadas que hace las delicias de todos los paladares.
Eso sí, cuando llega el día de Reyes no hay panettone que valga. Este día es sinónimo de roscón en las mesas de la capital de España. Y entre todos ellos, los que prepara Alejandro Montes en sus patisseries Mamá Framboise son de diez. No podemos dejar pasar la oportunidad de recomendar una novedad que, aunque está muy alejada de la tradición repostera, no puede ser más acertada: los abetos navideños comestibles rellenos de bombones de chocolate o los helados inspirados en el espíritu más navideño, como el de panettone, que ha lanzado para esta Navidad Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca al más puro estilo Willy Wonka. Puro vicio.
Jardines sorprendentes
Hay dos topicazos que se rompen al visitar los espacios verdes de Madrid. El primero, que son todos iguales. El segundo, que no hay apenas novedades. La nueva temporada viene cargada de ideas frescas y alicientes, como es la apertura del Palacio de Capricho, convertido en un museo que versa sobre la personalidad de la Duquesa de Osuna y que completa la visita al romántico Parque del Capricho. Por su parte, Desert City (en la imagen) es una iniciativa situada a las afueras de Madrid en la que las plantas xerofíticas son las protagonistas y cuyo paisajismo demuestra que los pinchos son también bellos.
Movidos por el deporte
La pregunta es un estímulo en sí mismo: ¿por qué no incluir las zapatillas en la maleta? Madrid está viviendo la fantástica fiebre de las carreras populares para todo tipo de niveles y exigencias, un panorama muy atractivo para los 'runners' que buscan una meta diferente -o, mejor dicho, real- en sus viajes. Desde pruebas solidarias hasta competiciones con tu perro, la agenda es amplísima. Y si el viaje no coincide, milagrosamente, con ningún desafío, siempre quedará Madrid Río (en la imagen) o el Retiro para soltar las piernas rodeados de patrimonio. ¡Ah! Y para los más futboleros, el aliciente de ver un partido en el flamante estadio Wanda Metropolitano es un espectáculo que transciende los colores de la camiseta.
Los otros rastros
El domingo por Cascorro es una de esas liturgias castizas obligatorias entre puestos de otra época y anticuarios. Sin embargo, en los últimos años, la ciudad se ha llenado de alternativas chic a su mercadillo más popular entre las que destacan dos iniciativas. La primera es el Mercado de Diseño, una cita periódica que llena el Matadero de productos de diseñadores y artesanos nacionales acompañados por food trucks y conciertos alegres. La segunda, el Mercado de Motores, un despliegue de productos originales y tiendas curiosas en un espacio único: el museo del ferrocarril. Solo por esa mezcla de moda alternativa y locomotoras merece la pena acercarse durante el fin de semana.
Atentos al escenario
Lo más parecido a Broadway en España siempre ha sido la Gran Vía. Aquí se alternan las grandes tiendas con los teatros más concurridos en los que los espectáculos y musicales protagonizan los carteles. Entre todos ellos, El rey león se ha erigido como el show imprescindible, aquel que moviliza masas y que lleva llenado el teatro Lope de Vega desde hace 6 años. Rivalizando con este clásico, el Teatro Coliseum apuesta por El Guardaespaladas mientras que el Teatro Nuevo Apolo (el otro templo musical situado en la calle Jorge Juan) estrena Billy Elliot con la música de Elton John movilizando a varias generaciones. Otras programaciones imprescindibles son las apuestas millennial inteligentes del Teatro Lara, los malabares y conciertos del Price, las complejas obras de La Abadía o los riesgos medidos de las Naves del Español.
Hasta la cocina
Poco a poco Madrid empieza a enamorarse de sí misma, a reconocerse como una meca de la arquitectura del último siglo y a promover visitas en torno a este logro. Cada año, el COAM y el Ayuntamiento organizan la Semana de la Arquitectura en la que, además de charlas y ponencias, abren y explican al público algunos de los edificios más emblemáticos de la urbe. No obstante, el resto del año hay empresas como Madrides que ofrecen tours guiados en los que se aprende a valorar con justicia y criterio algunas construcciones camufladas con la rutina (como el Gimnasio Maravillas o el edificio IBM) y se exponen como auténticas obras de arte otras creaciones como el CaixaForum (en la imagen).
Guía de atardeceres
La estrecha relación entre ciudad y cielo ha alimentado mitos como que Madrid tiene el firmamento más bonito del mundo. Una hipérbole que es difícil de rebatir pero que, al menos, pone de relieve la espectacularidad de su bóveda natural. Por eso, observarlo en su momento más mágico, cuando cae el sol, es similar a contemplar una obra de arte. Y más cuando este show celestial se disfruta en lugares tan especiales como el Templo de Debod o el parque del Cerro del Tío Pío, el epicentro de los picnics alternativos de esta urbe.