Fecha de publicación 21/09/2023
Bosques naturales del mundo: pulmones verdes que debemos proteger
Los bosques naturales cuidan de nuestra existencia, ya que protegen la vida en la Tierra en todas sus formas. Además de ser el hogar de un sinfín de especies animales y vegetales, cumplen con la importante función de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera, limpiando el aire y liberando oxígeno. Su respiración se acompasa con la nuestra. Con la fotosíntesis, las plantas nos hacen el regalo más valioso: la posibilidad de vivir en este rincón del cosmos.
A continuación te hablamos de algunos de los pulmones verdes más bellos y poderosos del planeta, empezando por los bosques tropicales, incluidos los de las zonas costeras, y también de otros ecosistemas de abundante vegetación como los humedales; para que, la próxima vez que los visites, te acuerdes de todo lo que nos dan y puedas sentir ese nexo eterno que, como parte de la condición humana, nos conecta con las raíces del mundo.
Descubre los bosques tropicales más espectaculares
Amazonia
La Amazonia, también conocida como selva amazónica o, simplemente, el Amazonas, es el más grande de los bosques tropicales lluviosos terrestres. Su superficie se despliega a lo largo de siete millones de kilómetros cuadrados y nueve países de América del Sur, de los cuales Brasil, Perú y Colombia poseen la mayor extensión. Acoge una biodiversidad casi infinita, integrada por peces y otras criaturas acuáticas sorprendentes, mamíferos, reptiles, anfibios, aves y todo tipo de insectos y pequeños organismos. Tal es la abundancia de este ecosistema, que algunas de sus plantas están todavía sin clasificar. Sus dos mayores enemigos son la tala indiscriminada y el aumento de la temperatura global.
A bordo del Iberostar Heritage Grand Amazon, un hotel crucero de categoría superior, podrás recorrer el río Amazonas de manera responsable y con todas las comodidades propias de un alojamiento de cinco estrellas. A través de tres rutas distintas, conocerás de cerca su fauna y flora y te adentrarás en las costumbres de sus pueblos ancestrales. Estos tips de turismo sostenible le darán aún más sentido a tu viaje.
Selva Maya
La Selva Maya o mesoamericana abarca desde el sur de México hasta el norte de Guatemala, pasando por Belice. En esta parte del mundo habitan numerosos animales en peligro de extinción, como el jaguar o el guacamayo rojo. Cuenta con hasta cuatro millones de hectáreas protegidas. Podría decirse que se trata de una selva que alberga otras selvas en su interior, como las de Petén y las junglas secas de la Península de Yucatán. Alrededor de 588.000 personas pertenecientes a distintas etnias y culturas, cuya supervivencia depende directamente de la conservación de estos bosques protegidos, viven en su territorio.
Manglares, un pequeño bosque junto al mar
Los manglares son bosques tropicales lluviosos o húmedos; con la peculiaridad de que la gran mayoría de los árboles que los conforman (a los que se conoce como mangles) están semisumergidos en ríos y mares. De hecho, se trata de los únicos bosques del planeta que crean una barrera natural frente a las playas. Además de asimilar el CO2, protegen las costas de las tormentas, reducen la erosión del suelo, filtran el agua y sirven de refugio a peces, crustáceos y moluscos. En el Caribe, hay cuatro principales especies de mangles: el botón, el blanco, el negro y el rojo.
Iberostar, desde su complejo hotelero Bávaro en República Dominicana y también desde el Complejo Paraíso en México, trabaja codo con codo por los manglares con el Ministerio de Medio Ambiente y otros socios en destino. ¿El objetivo? Concienciar a los huéspedes y a la población local e investigar nuevas formas de velar por estos bosques marinos. Las zonas de manglares de hoteles como Iberostar Selection Paraíso Maya o Iberostar Selection Paraíso Lindo se pueden visitar para admirar su belleza y aprender más sobre ellos. La conservación y la reforestación son clave: gracias a estos proyectos, hasta julio de 2023 se han plantado más de 14.000 mangles en todo el país.
Las Albuferas, un ecosistema desconocido
En las albuferas, que no son propiamente bosques sino zonas de humedal donde el océano se funde, literalmente, con la tierra, aflora la biodiversidad. Están formadas por cúmulos de agua salada separados del mar por arena, pero comunicados con él en uno o dos puntos. Sus plantas, vinculadas a la vegetación mediterránea por su localización y requerimientos vitales, configuran un tipo de pulmón verde atípico donde viven aves autóctonas y migratorias, insectos, anfibios, reptiles y pequeños mamíferos. En algunos lugares de España como Valencia o Mallorca, las albuferas forman parte del paisaje; y también de la intrincada red de vida de estos entornos costeros, tan hermosos como frágiles.
Si te alojas en cualquiera de los dos hoteles que conforman el recientemente renovado Iberostar Selection Resort en Mallorca, Iberostar Selection Albufera Playa e Iberostar Selection Albufera Park, tendrás la oportunidad de explorar el Parque Natural de S’Albufera de Mallorca con mucha conciencia. Por ejemplo, podrás realizar excursiones a pie o alquilar unas bicicletas eléctricas en el mismo complejo, para así disfrutar de este apasionante ecosistema de manera sostenible.
La magia de la vegetación mediterránea
La Albufera de Mallorca está rodeada, por un lado, de dunas que se abren a Playa de Muro (todo un prodigio de armonía ecológica) y, por otro, de vegetación mediterránea, propia de las Baleares y de otras costas europeas bañadas por el mar del mismo nombre, como la de Creta, en Grecia. Varias clases de pinos, jaras, sabinas, romeros y tomillos, entre otras muchas especies vegetales, crean parajes de aspecto mágico en los bosques de España, llenos de aromas y colores únicos. Al igual que el resto de bosques naturales del mundo, oxigenan la atmósfera y cobijan la vida de muchos animales, por lo que es fundamental no interferir en su equilibrio a la hora de visitarlos. ¿Algunos consejos? No arranques las plantas y evita los plásticos de un solo uso llevando tu propia botella de agua reutilizable, así como una bolsa vacía para recoger la basura que generes.
Palmerales, oasis que respiran
En algunos enclaves del Norte de África como Túnez o Marruecos, los bosques naturales adquieren la forma de majestuosos palmerales. Imagina un oasis en mitad del desierto: ese alivio, esa vitalidad que sientes al visualizar un vergel de cuento, es la metáfora viva del edén climático que representan para hacer frente a problemas como la falta de agua. Y es que las palmeras resisten a las altas temperaturas, y se adaptan tanto a climas secos como húmedos, de ahí que tradicionalmente se vinculen a zonas tropicales y desérticas. Uno de los mayores palmerales del mundo se alza en Tozeur, en Túnez. Si tienes previsto ir a este país próximamente, te recomendamos que le eches un vistazo a esta guía completa con todo lo que debes saber antes de emprender tu viaje.
El bosque mixto o la inspiración otoñal que no sabías que necesitabas
En el bosque mixto habitan desde coníferas, hasta árboles y arbustos de hoja caduca de las más variadas formas y tamaños. Sí, esos que, con la llegada del otoño, renuevan su energía y la tuya, convirtiendo cualquier caminata por la naturaleza en una acogedora postal hecha de hojas secas, tonos ocre y susurros de viento. En algunos países de Europa como Montenegro este espectáculo natural es inseparable de la estación que sigue al verano. En los bosques protegidos del Parque Nacional de Durmitor, Patrimonio de la UNESCO desde 1980 y situado al noroeste del país, habitan osos pardos, lobos y águilas, así como diversas especies endémicas de anfibios, insectos y reptiles que construyen sus comunidades en torno a sus lagos.
Si quieres hacerte una idea de la inmensidad del espacio y el tiempo, de la vida tal y como la conoces, piensa en la frondosidad de una arboleda. Y verás que, tanto por su sola presencia, digna de amor y respeto en sí misma, como por lo que ésta significa para nosotros y para el resto de seres con los que compartimos casa, salvaguardar la salud de los bosques naturales y de sus plantas (muchas de ellas, en peligro de extinción) significa sostener también tu propio equilibrio.