Lo que Creta esconde
No solo es la mayor de las islas griegas sino también la más completa, diversa y fascinante. Un territorio hundido en los orígenes de los tiempos donde la mitología sitúa el nacimiento de Zeus y donde emergió la cultura minoica para ir amontonando después una civilización sobre otra. El resultado: ruinas legendarias, ciudades evocadoras y playas idílicas. Y todo con ese culto a la buena vida, tan de la tierra y del calor humano. Puro mediterráneo, vamos.
NOELIA FERREIRO
Chania
La más guapa de las ciudades de Creta es el lugar donde perderse para saber lo que es el tiempo congelado y, ya de paso, repasar la historia de la isla. Porque en esta red de calles retorcidas que van a parar al puerto no solo resuenan los ecos de la antigüedad (minoicos, helenísticos y romanos), sino también el rumor que dejaron después los venecianos y los turcos. A saber: fortificaciones, faros, casas con bonitas balconadas y mezquitas prominentes como la de Jenízaros. Y entre tanta belleza y exotismo se cuela la Grecia hedonista, la que palpita en las tabernas al calor del rakí, esa bebida autóctona que es para los cretenses todo un placer terrenal. Pruébala en uno de nuestros hoteles en Creta.
NOELIA FERREIRO
Playa de Elafonisi
Aunque fue décadas atrás un rincón secreto, sucedió (era inevitable) que un día esta playa de arena rosada y cálidas aguas cristalinas se mostró ante los ojos del mundo. Hoy está considerada una de las mejores de Europa, pero ni este entusiasmo peligroso logra contaminar su encanto. Elafonisi, emplazada en el extremo más occidental de Creta como si fuera el remate perfecto de su creación, es en realidad una pequeña franja que apunta hacia un islote plagado de dunas y calas. En su trayecto, nunca el mar fue tan azul ni las orillas tan asalmonadas debido a las partículas de un bellísimo coral bermellón.
NOELIA FERREIRO
Palacio de Knossos
Para rastreadores de civilizaciones perdidas y nostálgicos de dioses y poetas está ideada la visita a la gran atracción de Creta. Un interesante yacimiento donde apreciar la sofisticación de los minoicos (ese pueblo que dejó tan alto el listón en el arte y la ingeniería) con un plus de resonancias mitológicas. Cuentan que este palacio que data de hace 4.000 años fue el hogar del rey Minos, hijo de Zeus, quien dio lugar a un episodio a caballo entre la historia y el mito: el del laberinto construido entre sus muros para esconder al terco minotauro, del que sólo Teseo, con el hilo de Ariadna, pudo escaparse sano y salvo.
NOELIA FERREIRO
Playa de Balos
Algo debe de tener este paraje para acaparar tantas portadas de revista. Será la belleza del conjunto, que recrea una bahía artificial de arena de lo más inmaculada, o el brillo imposible de ese mar Egeo que nosotros vemos turquesa, pero al que otro héroe de la Antigüedad, el poeta Homero, lo imaginó desde su ceguera con el color oscuro del vino. Situada en un Parque Natural al noroeste de la isla, el caso es que la llamada laguna de Balos, quieta como un plato y cálida como un consomé, es por derecho propio una de las más codiciadas postales de Creta.
NOELIA FERREIRO
Garganta de Samaría
Porque no todo iba a ser agua, esta isla presume también de relieve montañoso, favorecido con más de cien desfiladeros que se deslizan hacia el mar. Ninguno como el de Samaría, el más largo de Europa, cincelado por el río Omalos en el corazón de las Montañas Blancas. Un paisaje espectacular en el que, a lo largo de 18 kilómetros y aproximadamente siete horas, el camino es un vaivén de pasadizos (desde sólo 3 hasta 150 metros de anchura) entre paredes verticales que compiten por arañar el cielo. Por si fuera poco, la garganta está tapizada de flores autóctonas que no se hallan en ningún otro lugar del planeta.
NOELIA FERREIRO
Rethymnon
Como un cuadro pintado por Canaletto, este pintoresco puerto conserva el color auténtico de la ciudad de las góndolas, el estilo medieval que quedó impregnado bajo el largo dominio veneciano. A su espalda, el casco antiguo, un revoltijo de casas decadentes reconvertidas en exquisitas tiendas y pequeños restaurantes con estilo, da cuenta de otros tiempos más próximos: cuando esta población, que hoy hace gala de incombustible ambiente universitario, fue el centro bohemio de Creta gracias a la llegada de artistas e intelectuales procedentes de Constantinopla. Y es justamente en esta zona, donde podrás encontrar los dos hoteles en Creta que tiene Iberostar. Entra en la web y descubre las maravillosas instalaciones que hemos preparado para tus vacaciones.
NOELIA FERREIRO
Monasterio de Arkadi
Abrazado por un fotogénico paisaje de montaña, este bello complejo de influencia renacentista y algunos elementos barrocos es el santuario al que peregrinan los griegos para honrar la resistencia cretense contra la ocupación otomana. Y es que fue aquí, en 1866, donde tuvo lugar el famoso 'holocausto de Arkadi': asediados por los turcos y al grito de “Libertad o muerte”, cientos de hombres, mujeres y niños se encerraron en el polvorín y se prendieron fuego. Un episodio tan heroico como desesperado que después ha sido.
NOELIA FERREIRO
Heraklion
La bulliciosa capital es también la ciudad natal de Doménico Theotocopulos, El Greco, en la que vivió antes de elegir a Toledo como el lugar donde sentir y crear. Dinámica, cosmopolita, acaso un pelín carente de armonía arquitectónica, es una buena base para empaparse del ambiente urbano de sus cafés y locales de moda, para dejarse llevar por el trasiego del puerto y después, si es necesario, escaparse a las cercanas laderas tapizadas de viñas y de olivos. Pero también para visitar la fortaleza de Koules, el colorido mercado y el imperdonable Museo Arqueológico considerado, con permiso de su hermano de Atenas, el más soberbio del país.
NOELIA FERREIRO
Agios Nikolaos
Conviene saltar a la parte oriental de la isla para descubrir su rostro más virgen. Y no sólo por este antiguo pueblo pesquero dispuesto alrededor de un lago en el que, según la mitología, se bañaron Atenas y Artemisa. También por aventurarse por la carretera de la costa para cruzar bonitas aldeas que, colgadas de las laderas, se precipitan hacia el mar. Algunas fueron escenario del inolvidable filme 'Zorba el Griego' que situó a Creta en el mapa. Una curiosidad: aquel sirtaki que después dio la vuelta al mundo nunca fue la danza tradicional griega sino una versión facilona, compuesta para un Anthony Quinn que no era muy ducho en el baile.
NOELIA FERREIRO
Imágenes de Cordon Press
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