Participar en un Ironman te da la oportunidad de descubrir nuevos destinos al mismo tiempo que, como si de un reto de geografía interior se tratase, te conoces mejor a ti mismo. En eso, el triatlón se parece bastante a los viajes. Quizás, las vacaciones que más van con tu personaje sean, precisamente, las que aúnan deporte, naturaleza y superación personal en los lugares más increíbles del planeta. La buena noticia es que la temporada de competición recorre el mundo contigo. Elige un alojamiento donde puedas prepararte y recuperarte antes y después de la carrera, con una filosofía de turismo activo y unas buenas instalaciones deportivas y de relax. Aquí van algunas recomendaciones que te ayudarán a conjugar tus dos grandes pasiones.

Un grupo de personas en bicicleta

Ironman en destinos únicos

Ironman en Brasil: el número 1 de América Latina

Brasil se encuentra en el Top 10 de los mejores destinos de Sudamérica para todo tipo de viajes. Por este motivo, no es de extrañar que el Ironman Brasil, celebrado en la ciudad costera de Florianópolis, también haya sido elegido como el número 1 de América Latina, ostentando los títulos de Mejor Carrera General o Carrera Ironman más Recomendada, entre otros. Después de 20 años de trayectoria, este triatlón se ha convertido en el preferido tanto de los deportistas profesionales como de los amateurs que buscan el perfecto equilibrio entre deporte, paisajes y una atmósfera de competición que no está reñida con el turismo consciente y el disfrute en los ratos libres. 

Un hombre corriendo por una carretera

Ironman en Filipinas: Puerto Princesa o el paraíso del deporte

Puerto Princesa, en Filipinas, tampoco se queda atrás en cuanto a playas idílicas y ambiente competitivo. En este Ironman, carrera es sinónimo de deleite sensorial en enclaves perfectos para practicar deportes extremos. Tiene lugar al principio de la temporada en el corazón de la provincia insular de Palawan, entre bahías de aguas turquesas, caminos bordeados por una exuberante vegetación y relieves ondulantes que te animarán a retarte una y otra vez durante la ruta. Pero ¿y después? Los bellos atardeceres de Puerto Princesa te guiarán desde la jungla y el universo marino hasta una noche infinita cubierta de estrellas, donde la música nunca deja de sonar en las plazoletas y en los beach clubs.