Fecha de publicación 31/07/2018
Además de sus construcciones o sus conocimientos de astronomía, la civilización maya nos ha dejado otras muchas aportaciones para nuestro día a día. Entre ellas está el uso de las plantas medicinales para curar distintas dolencias; el descubrimiento de varios alimentos sin los que estaríamos perdidos, o la invención del temazcal, una especie de sauna que, junto a otros caprichos de bienestar y desconexión, se puede experimentar en los Spa Sensations de los 7 hoteles que Iberostar tiene en Riviera Maya.
Magia, chocolate y mucho maíz
Los mayas estaban muy unidos a la naturaleza. Formaba parte de todos los aspectos de la vida (y de la muerte) y estaba vinculada a las deidades antagónicas.
Los dioses tenían potestad de enfermar y curar el cuerpo y el espíritu, y los chamanes se comunicaban con ellos mediante rituales en los que usaban los poderes de algunas plantas de la selva: el tabaco, fumado junto con otras hierbas, o el balche, una bebida alcohólica a base de la corteza del árbol del mismo nombre, miel y agua que formaban un almíbar que luego se dejaba fermentar.
Otra de las creencias sobre las que se basaba la civilización era la de que los hombres estaban hechos de maíz, por eso el cereal tenía para ella un valor espiritual. Pero además de sagrado, era una auténtica panacea que les ayudaba a adelgazar, a depurar los riñones y a disminuir la presión arterial (no hemos cambiado tanto).
Además de sus utilidades médicas, el maíz era el ingrediente fundamental en la dieta maya. Lo mismo preparaban el atole, un jarabe caliente de maíz condimentado con especias aromáticas, como hacían unos tamales, una especie de bocadillos envueltos en las hojas de maíz y rellenos de una mezcla de carne y verduras, que asaban enterrados en la tierra con la técnica pibil (sí, la misma que la de la famosa cochinita, otro invento maya).
Y, por supuesto, servía para hacer tortillas. Estamos en la protohistoria de algunos de los principales fondos de armario de la gastronomía mexicana actual, los tacos, flautas, las quesadillas y las enchiladas. Delicias sin las que hoy no se concebiría unas vacaciones de sol, playa, cultura y mucho sabor y que no faltan en los manteles de los mejores hoteles.
Pero, por encima de todo, estaba el cacao. Sus granos se utilizaban como moneda de cambio, sellaban matrimonios y eran ofrenda de dioses. Además, los mayas fueron los primeros en asar sus semillas para hacer chocolate caliente con agua y chile, una pócima a la que los españoles añadirían después el azúcar y leche para hacerlo más llevadero y menos amargo. Eso sí, lo que no descubrieron fueron sus propiedades exfoliantes que hoy se usan en los spas de esta idílica costa.