Viajar con niños Lanzarote con toda la familia
Volcanes y playas para hacer felices a los más pequeños
No hay videojuego, universo televisivo, película de Disney ni nada en la ficción infantil que se parezca a Lanzarote. Y ésta es la razón número uno para elegir esta isla volcánica como el sitio de tus próximas vacaciones con toda la familia. Porque ¿qué es lo que necesitan más los niños de hoy en día? Novedades, frescura, cosas diferentes y, a la vez, responsables. Y es que, desde que este lugar optara por el turismo respetuoso hace décadas, aquí los niños pueden divertirse en espacios imaginativos y únicos como el Jardín de Cactus (en la imagen). Pero aún hay muchos más planes con niños inmejorables como éstos.
El universo de Manrique
Tanto el Jardín de Cactus como los Jameos del Agua son dos de las creaciones que el artista y arquitecto lanzaroteño César Manrique dejó en su isla. Visitarlos es como ir pasando de pantalla, de universo interactivo donde los más pequeños alucinan y disfrutan por los contrastes y la creatividad que derrocha cada sitio. En el tubo volcánico, los niños pueden encontrar los jameítos, unos curiosos cangrejos únicos en el mundo que sorprenden por su color casi fluorescente mientras pasean por esta cavidad tan singular.
Bienvenidos a Marte
Timanfaya es, sin ninguna duda, la gran atracción de la isla para todas las edades. Primero, porque sus paisajes son capaces de enamorar a cualquier retina por parecer de otro planeta. Segundo, porque la forma de descubrirlos, o en un autobús con guía o sobre los lomos de un camello, es muy entretenida e instructiva. Y tercero, porque en el centro de visitantes, las fumarolas escupe-agua y los hornos naturales donde se asa todo tipo de carne con el calor geotérmico son todo un espectáculo.
¿Es un hotel o un parque acuático?
No hay mejor hotel en toda la isla para que niños y mayores disfruten que Iberostar Selection Lanzarote Park. Todas sus instalaciones están pensadas para que los más pequeños no conciban este resort como un establecimiento, sino como un universo de emociones. La punta del iceberg es su flamante parque acuático, un conjunto de toboganes con todo tipo de longitud e inclinación para que, tanto los más intrépidos como los más cautos pasen sus vacaciones a remojo. A esto hay que sumarle Star Camp, un programa de actividades para todas las edades que fomenta el entretenimiento útil y permite a los niños crecer en valores, como la responsabilidad, diversidad y medio ambiente. No se puede pedir más.
La vida pirata ¿es la vida mejor?
Las historias de corsarios forman parte de cualquier imaginario infantil desde hace décadas. Pero, ¿saben realmente los niños cuál es el origen del capitán Garfio o de Jack Sparrow? Para resolver esta duda está el castillo de Santa Bárbara en Teguise, una fortaleza que se construyó para repeler los ataques de estos marineros feroces y que hoy acoge un museo de los que divierten y divulgan a partes iguales. En él, los más pequeños conocen a Ali Romero o a Francis Drake, feroces bandoleros del mar que tienen mucha conexión con las Canarias. ¡Ah! y que no, no llevaban un parche en el ojo ni un loro parlanchín en el hombro.
El corazón del volcán
La Cueva de los Verdes es otro de los jameos o túneles volcánicos con los que cuenta el Monte Corona, al norte de la isla. En total, un kilómetro de cavidad que supone un muestrario de formaciones curiosas hechas con lava y ceniza atravesadas por agua que a los más pequeños encantará por sus colores y sus formas. Además, al final de la visita se descubre el paraje más sobrecogedor. Eso sí, aquí no desvelaremos el secreto. Es mucho más estimulante visitarlo sin spoilers.
La costa de las diversiones
La parte más joven de la isla, es decir, el sector suroeste, es un auténtico museo al aire libre de rarezas naturales capaces de impresionar a grandes y pequeños. De sur a norte esperan unas curiosas salinas hechas con piedras volcánicas, unos acantilados donde el mar parece resoplar como Los Hervideros y, probablemente, la playa más carismática de todo el archipiélago. Se trata del Charco de los Ciclos, en El Golfo, un arenal negro que se fusiona con los colores bermellones de las montañas y con el verde de su lagunita, un color que proviene de los diferentes sulfatos que contiene el agua en este lugar. El caso es que esta psicodelia fascina a los niños, como si aquellos caleidoscopios de antaño tuvieran una réplica real y disfrutable.
Fascinación y concienciación bajo el agua
El Aquarium de Lanzarote es mucho más que el segundo acuario más grande del archipiélago. Es, también, un lugar donde la familia puede aprender de una forma entretenida sobre las diferentes variedades de ecosistemas marinos y, sobre todo, sobre la importancia de su preservación. Y es que, por ejemplo, cuenta con un tanque al que llaman basura donde se muestra el impacto de los residuos en los océanos. También es especialmente notable sus acuarios táctiles donde se pueden tocar algunas especies como los erizos o los pepinos de mar. Eso sí, siempre de manera controlada y sin molestar en exceso a las criaturas.
Mucho más que un chapuzón
Las playas de Papagayo son la mejor manera de aventurar a los más pequeños a disfrutar de las naturaleza más salvaje. No en vano, sus calas y sus aguas son el hogar de numerosas especies marinas que se pueden contemplar fácilmente con las gafas de snorkel puestas. Además, el hecho de que apenas hay que nadar mucho para disfrutar de estos hogares volcánicos subacuáticos lo convierten en un espacio perfecto para iniciarse y empezar a enamorarse del mundo que se cobija tras las olas.
Rumbo a la isla sin asfalto
La excursión a isla de La Graciosa es una de las mejores maneras de pasar un día en familia improvisando una aventura. El mero hecho de cruzar el Río y llegar hasta Caleta del Sebo bordeando el norte de Lanzarote desde Orzola ya es todo un acontecimiento. Una vez en tierra, espera una isla casi desierta, con volcanes secos y playas remotas que transmiten esa sensación de no haber sido pisadas nunca por el hombre. Si a este escenario se le añaden algunos extras como un juego de orientación con brújulas o una marcha en bicicleta la jornada será, sencillamente, redonda.
Si existe una isla canaria capaz de sorprender y cautivar, esa es Lanzarote. En una superficie de apenas 846 km², este fascinante territorio insular de la provincia de Las Palmas acoge un paisaje único en el mundo. Sin ir más lejos, sus llanuras de apariencia casi selenita, asombrosamente áridas y rocosas y con un centenar de volcanes, le han valido el sobrenombre de la isla de la Luna, y ser reconocida como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993. Y para que puedas comprobarlo por ti mismo/a, ponemos en tus manos los mejores hoteles en Lanzarote.