Más allá de Chichen Itzá: ruinas mayas que merecen ser descubiertas

Las estructuras y edificios mayas son preciosos monumentos que nos legó esta civilización perdida y muchos de los cuales están protegidos como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Las complejidades de su arquitectura representan una época de la historia humana que se extiende desde la antigüedad hasta la colonización española... y hasta nuestros días.

No obstante, este valor y reconocimiento ha traído consigo multitud de turistas, lo que hace que muchos sitios estén algo saturados, tal y como sucede con Chichen Itzá. Pero una sociedad tan rica y tan prolífica en cultura no se representa solo con una ciudad y un conjunto de pirámides. Para poder aprender más de esta gloriosa civilización, hay una serie de lugares menos conocidos a lo largo de la península del Yucatán que se conservan casi intactos después de siglos escondidos y que muestran la complejidad de los mayas, de sus costumbres y de su idiosincrasia.

Tulum

Las ruinas de la civilización maya fueron descubiertas a finales del siglo XIX por el explorador John Lloyd Stephens y el ilustrador Frederick Catherwood. A través de sus registros de viaje y sus detallados dibujos, la antigua gloria de este pueblo fue mostrada al mundo occidental. Tulum, la tercera ruina más visitada de México y una de las más singulares, sirvió como un mirador y enclave portuario durante los días del comercio de la turquesa y el jade. Su predominancia comercial le llevó a ser una de las ciudades mesoamericanas más poderosas durante los siglos XIII y XIV, un dominio que se luce en los diferentes estilos arquitectónicos tallados en la piedra caliza como el tolteca. Situada sobre un mirador natural, el yacimiento se extiende hasta confundirse con la selva de Quintana Roo, mientras que las olas chocan justo debajo de las paredes grises del bastión. Impresionantemente conservadas, con césped recortado alrededor de los escalones y pilares, estas ruinas pertenecen al período artístico maya postclásico. Uno de los grabados más impresionantes de Frederick Catherwood retrata el templo principal de Tulum tal como lo encontraron, en todo su indómito entorno.

En lo alto de la colina cercana al Castillo se encuentra el mejor mirador sobre el mar y sobre la antigua ruta comercial marinera en lo que suponía una escala para los mercaderes que seguían hasta Chichen Itzá, Ek Balam y Cobá. Aquí atracaban sus canoas y comerciaban con el jade, la obsidiana y el cobre. El Castillo en sí mismo destaca por sus fuertes influencias toltecas, con columnas serpenteantes y decoración de estuco en su exterior. En este lugar se puede imaginar a la perfección el pasado glorioso de Tulum, el gran muelle maya donde llegaba el algodón, el cacao, las armas y muchos alimentos básicos.

Dentro del Templo de los Frescos hay un grabado de un hombre montando a caballo, probablemente una representación de la llegada de los españoles en el siglo XVI. El edificio ha pasado por varias reformas a lo largo de los siglos, pero la obra exterior sugiere que la estructura fue dedicada a la deidad creadora Itzamnaaj, que se creía que vivía en el cielo. Las pinturas interiores están dibujadas en llamativos colores - siempre azules, amarillos, negros y rojos - con representaciones de serpientes, del dios-sol Chac y de la diosa Chak Chel, y de la deidad azteca Tezcatlipoca, con su antifaz negro y turquesa. Probablemente la estructura más notable en Tulum es el Templo de los Vientos, situado en el acantilado con vistas al mar, utilizado para guiar a los marineros antiguos a través del arrecife.

Todo apunta a que los primeros habitantes de Tulum valoraron, sobre todo, sus vistas ya que le llamaron a la ciudad Zamá, que significa "lugar del sol del amanecer". Debido a su pintoresco escenario junto al mar, la mejor hora del día para visitar las ruinas de Tulum es por la mañana o por la noche, cuando el sol asoma o se escapa por el horizonte, un momento mágico ya que los visitantes pueden ver el Templo de los Vientos iluminado por las primeras o las últimas luces del día.

Ek Balam

Al noroeste de Tulum se encuentran las ruinas de Ek Balam que en idioma maya significa "jaguar negro". Esta ciudad fue en su día el centro del poder político en el período clásico y hoy alberga una importante población de iguanas que viven a sus anchas. Su grandeza y relevancia fue superada por Chichen Itza hasta que finalmente fue misteriosamente abandonada.