Budva rezuma historia por los cuatro costados. De hecho, hay documentos que prueban que esta ciudad fue uno de los asentamientos más antiguos del litoral adriático. No son los únicos: según una leyenda, el lugar fue fundado por Cadmus el Fenicio, un héroe exiliado de Tebas que encontró allí refugio para él y su mujer, Harmonía.
También hay evidencias de la presencia en la zona de Grecia y Roma, así como otros imperios europeos ulteriores. En la actualidad, Budva es la suma de todos sus visitantes, quienes llegan hasta allí desde diversos puntos de Montenegro y Europa en busca de tranquilidad.
Por todo lo anterior, visitar Budva equivale a hacer un viaje al pasado. Tachonada de construcciones de estilo mediterráneo, esta localidad destaca por su espectacular casco antiguo, cuyo origen veneciano es aún visible en puertas, marcos, ventanas y balcones. Sus calles están dominadas por una atmósfera multicolor, ya que la mayoría de sus edificios han sido embellecidos con una amplia variedad de tonalidades.
Entre los lugares que no puedes dejar de descubrir, destacan tres hermosas iglesias. La más antigua, del siglo VII, es la de San Iván. Le sigue la iglesia de Santa María de Punta, un complejo construido por los monjes benedictinos que data del año 840. Completa esta lista la iglesia de la Santísima Trinidad, que fue concluida en 1804. De una sola nave, su interior da cabida a los restos del escritor Stjepan Mitrov Ljubisa (1824-1878), nacido en Budva y considerado uno de los primeros autores realistas de la literatura en lengua serbia.
En cualquier caso, la oferta cultural no se limita a su núcleo urbano. Basta con desplazarse 8 km al sureste de allí para recalar en otro rincón de ensueño: Sveti Stefan, un pintoresco pueblo de pescadores originario del siglo XV y convertido en uno de los mayores centros turísticos de la Riviera de Budva (Budvanska Rivijera). Paseando por las calles de esta localidad, aún poseedoras de una impagable atmósfera añeja, podrás admirar magníficos ejemplos de la arquitectura popular montenegrina.
No muy lejos de Sveti Stefan, encontramos otro pueblo de características similares: Miločer, frecuentado por empresarios y políticos locales.
Un apunte: si no te importa hacer kilómetros, no dejes de hacer una excursión a la cercana Dubrovnik, en Croacia, o por la fotogénica bahía de Kotor, dos espacios inenarrables que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1979.